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Tratar a las mascotas con cannabis mientras los veterinarios prueban con CBD y THC

by Isabella Walker
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Como muchos elefantes cautivos, Nidia sufría problemas crónicos en las patas. Se habían formado grietas en las almohadillas de las patas del elefante asiático de 55 años y las uñas de sus pies se habían agrietado y encarnado. Los abscesos dolorosos persistieron durante meses. Nidia había perdido el apetito y estaba perdiendo peso.

El Dr. Quetzalli Hernández, el veterinario responsable del cuidado de Nidia en un parque de vida silvestre en México, estaba desesperado. Decidió probar el cannabidiol o CBD, el compuesto terapéutico no intoxicante que se encuentra en el cannabis.

Para obtener ayuda, el Dr. Hernández se comunicó con el Dr. Mish Castillo, veterinario jefe de ICAN Vets, una empresa dedicada a la capacitación e investigación veterinaria del cannabis en México. Hasta donde sabía el Dr. Castillo, nadie le había dado cannabis medicinal a un elefante intencionalmente. Pero él y sus colegas esperaban que redujera el dolor de Nidia y estimulara su apetito, como habían visto que hacía el fármaco en gatos, perros y otras especies.

Comenzaron con una dosis baja y finalmente se decidieron por una dosis de 0,02 miligramos de CBD por cada libra de peso de Nidia, que tomaba diariamente con una pieza de fruta. Calibrada en función del peso, la dosis oscila entre una décima y una cuadragésima parte de la que administra el Dr. Castillo a perros o gatos. Sin embargo, funcionó.

La primera señal de que el tratamiento fue efectivo fue cuando Nidia desarrolló un caso severo de munchies. A los pocos días de empezar a tomar CBD, pasó de terminar sólo un tercio de su comida a prácticamente toda, y en ocasiones sólo durante unos segundos. En cinco semanas había ganado 555 libras.

Después de que Nidia empezó a comer, su comportamiento cambió. “Ella siempre fue conocida como la gruñona: pateaba puertas”, dijo el Dr. Castillo. “En la primera semana o 10 días después del tratamiento, empezó a salir del corral más rápido y estaba menos de mal humor”.

Los abscesos de Nidia también comenzaron a sanar, probablemente gracias a los efectos antiinflamatorios del CBD. Durante meses, el dolor en el pie había impedido que el elefante bajara una pequeña colina hasta una fuente de agua potable en su recinto, lo que obligó a sus cuidadores a darle agua en cubos y una manguera. Cuando su estado mejoró, volvió a visitar la fuente.

“Siguió mejorando”, dijo el Dr. Castillo. “Nos sorprendió que esto sucediera con una dosis de respuesta tan baja, lo que nos llevó a querer obtener esta información antes de que los veterinarios comenzaran a administrar sobredosis a otras especies usando la dosis para perros o gatos”. La dosis correcta depende de las diferencias específicas de cada especie en el metabolismo y de la variabilidad entre individuos, añadió.

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